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PIZARRO EN CAJAMARCA

 LA CONQUISTA DEL IMPERIO INCA

Solo una vez, cada muchas generaciones, surge un hombre con las caracteristicas y personalidad de Francisco Pizarro, y solo una vez, cada muchos siglos, se presenta la oportunidad de conquistar un imperio. El 19 de noviembre de 1532 ambas condiciones se unieron en la ciudad inca de Cajamarca, originando uno de los capitulos mas brillantes, desconcertantes y asombrosos en la conquista espanola del Nuevo Mundo.

El 14 de noviembre de 1532, y tras innumerables penalidades, los batidores españolas divisaron por fin la ciudad inca de Cajamarca, capital del imperio y, en aquellos instantes, residencia del jefe supremo e hijo del Sol, Atahualpa. Advertida su presencia, una embajada partió de la ciudad para conversar con los recién llegados. Al frente, dos de aquellos a los que los españoles denominaban orejones, por su costumbre de colgarse en las orejas enormes pendientes y adornos, que terminaban por alargárselas en extremo. A su alrededor, y llevando a los dos embajadores en volandas, un séquito de criados como los Castellanos no habían visto nunca antes.  

Atahualpa. Cabeza visible del imperio inca, era reconocido como "hijo del Sol”Cuando ambos grupos se situaron frente a frente. el traductor de los incas hizo entender a Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, que únicamente conversarían con el jefe de los barbudos, como ellos llamaban a los españoles, tal debía ser la falta de higiene personal que presentaban estos a sus ojos.Sin embargo, Francisco Pizarro no estaba dispuesto a conversar con nadie que no fuese el mismo Atahualpa y así se lo hicieron saber sus hombres, a la vez que les hablaban del emperador Carlos V. del Papa de Roma y, lo más importante, de lo mucho que le convenía al hijo del Sol aceptar la amistad de los españoles. Todo esto les dijeron mientras con ojos avariciosos observaban la riqueza de las vestiduras incas.

Los indios, asustados por la presencia de aquellos caballos a los que tanto temían, escucharon para contestar que esa era una embajada de paz y que el gran Atahualpa les esperaba en Cajamarca para demostrar su amistad sincera, dicho lo cual se retiraron con el mismo boato con el que llegaron. Mas los españoles no habían llegado hasta allí fiándose de las palabras de quienes les superaban infinitamente en numero y esa misma noche obtuvieron, mediante tormento, la confesión de algunos indios cercanos, de que lo que realmente tramaba Atahualpa era atraer a los españoles para darles muerte en el acto. Su fin estaba cerca.

 

1. El gran Francisco Pizarro >>

2. Los 13 de la fama >>

3. La leyenda del origen >>

4. La visita de Don Hernando >>

5. Polvora y sables en Cajamarca >>

Terug