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Vinos

 La vuelta al mundo en 80 vinos

 

La hegemonía francesa, española e italiana en materia vinícola ya no es universal El Nuevo Mundo, con Sudáfrica, Estados Unidos y el Cono Sur como embajadores, ya despunta en las guías gastronómicas y en los restaurantes más importantes Estos son los caldos con más proyección del negocio más sabroso de la HistorAtlas del vinoia.

El vino, siempre erudito, siempre tan chic, saca brillo a su léxico de dioses, uvas y sierras remotas y se apunta a la moda de la globalización. Al diccionario de riojas, riberas del duero, jereces y valdepeñas se une también el exotismo, la magia y el acento internacional. A saber: Borgoña, Burdeos, Brunello, Rhin, Tojak, Champagne, Chianti, Carmenere. Caldos de los cinco continentes y de nombres evocadores que amenazan -o no, quién sabe- el poderío ibérico en el delicioso universo bodeguil. Los paladares, que no entienden de nacionalismos, se atreven con aventuras sudafricanas, argentinas, chilenas, neozelandesas.  Y así, con una mochilla imaginaria sobre la espalda,· recorren las regiones vinícolas emergentes.

Hace unos años, la hegemonía francesa y española estaba fuera de toda duda. Pero ahora, al hilo de la cocina molecular y sus experiencias vanguardistas, se cuestiona cualquier tópico y se descubren, sin complejos, nuevos vinos. ·Ya en Portugal se dan cita algunas propuestas interesantes: a la región del Douro hay que añadir sus oportos, todo un referente más allá de la frontera lusa. Al otro de los Pirineos, Francia se sacude el peso de la fama con caldos excelentes y precios de vértigo. Borgoña, Budeos y Champagne forman el triángulo más jugoso del país. Pero tampoco hay que perder de vístala región de Beaujolais, donde los vinos jóvenes ya pisan fuerte en las guías de gastronomía más prestigiosas. Tercera parada, Italia. Se trata de otro de los referentes vinícolas del mundo. La Toscana, donde vino y turismo forman un tándem multimillonario, ya estás en los libros de Historia con sus dos caldos embajadores: Chianti y Brunello. Los tintos de Sicilia y Cerdeña también reclaman su pedazo de tarta en este club que traspasa fronteras  y enamora paladares.

El terruño europeo tiene, también, tesoros escondidos en muchas bodegas comunitarias. Destacan los blancos austriacos y alemanes. Estos últimos, producidos desde la época romana, apuntalan su tradición milenaria en dos epicentros: los viñedos de Johannisberg y Steinberg. Sin embargo, los bebedores curiosos no deberían detener su curiosidad en la Vieja Europa. Tras muchos años preparando su desembarco en los menús de mil y una estrellas michelín, el Nuevo Mundo presume hoy de una maquinaria vinícola muy bien engrasada. Esta revolución comenzó en Australia en los años 80, cuando algunas bodegas demostraron que estaban en condiciones de competir con la todopoderosa Europa. Sus tintos ferrosos –consecuencia del alto contenido de este mineral en sus suelos- han batido todos los récords. En 20 años, el país ha aumentado su superficie vitícola en un 160% -España ha reducido sus plantaciones un 25%-. Y exporta más del 20% de su producción. Varios nombres a tener en cuenta Garnacha, Monastrell, Semillón, Riesling, Chardonnay y Cabernet Sauvignon.

Por su parte, Nueva Zelanda se mantiene en la carrera internacional gracias a los Riesling del Rhin, Cabemet Sauvignon, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Chablis. En América, el clima y la geografía californianos han sido muy generosos con este negocio. Y el resultado es el excelente Chardonnay, blanco seco y de gran complejidad fabricado con las mismas uvas utilizadas en el Borgoña Blanco francés. En el Cono Sur, la Tierra dibuja sus paisajes de roca y fuego con toda la paleta de la Diosa Naturaleza. De los valles chilenos de Colchagua, Maule, Maipo o Aconcagua1 de la región argentina de Mendoza, de las colinas que moldean Uruguay.

Tres países, tres puntos calientes vinícolas que han encontrado tres variedades de uvas que les sirven de estandarte: en Chile, la carmenègere; en Argentina, la malbec; y en Uruguay, la tannat. Sudáfrica, hasta hace poco una gran desconocida en este club de gourmets exquisitos, es ya el noveno país exportador de vinos. Su clima similar al mediterráneo y su brisa atlántica se conjugan en un abrazo perfecto. ¿El resultado? Pequeñas joyas como el Cape Point Vineyards Saugvignon Blanc, el Rose Garden Vineyards Pinotage, el Kanonkop Cadete o el Beaumont Chenin Blanc. ¿Alguien da más?

 

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